Si bien algunas personas siguen afirmando que el cambio climático no está ocurriendo, aquí hay algunos golpes de realidad.
Los niveles de CO2 en la atmósfera han aumentado exponencialmente desde la revolución industrial y el impacto en nuestra salud es devastador.
El cambio climático ya se considera una de las amenazas más graves a la salud pública. Las olas de calor, las inundaciones y las sequías tienen impactos directos a corto plazo, pero el cambio climático, el aumento de los niveles de CO2 y la contaminación ambiental también nos afectan a largo plazo.
Si bien intuitivamente pensamos que el aire que respiramos solo afecta a nuestros pulmones, los contaminantes del aire pueden penetrar más allá de nuestros pulmones, transportarse a través de la sangre y causar inflamación potencialmente en cada órgano de nuestro cuerpo. La contaminación del aire puede causar un daño agudo, que generalmente se manifiesta por síntomas respiratorios o cardíacos, así como también daños crónicos.
“Las proteínas inflamatorias se diseminan en el cuerpo y afectan el cerebro, los riñones, el páncreas, etc. En términos evolutivos, el cuerpo ha evolucionado para defenderse de las infecciones, no de la contaminación”
Prof. Dean Schraufnagel de la Universidad de Illinois
La contaminación ambiental es una emergencia de salud pública ya que más del 90% de la población mundial respira aire tóxico. El cambio climático es la mayor amenaza para la salud pública del siglo; causando más de 8,000,000 (¡sí, 8 millones!) de muertes prematuras cada año, lo que la convierte en una cause de muerte más importante que incluso fumar tabaco y en el 5to factor de riesgo de muerte en el mundo.
Ya hay más de 70,000 artículos científicos que demuestran cómo la contaminación del aire está afectando nuestra salud. Según la OMS, la contaminación ambiental es el “asesino silencioso” y no tiene piedad ya que afecta a todas las regiones, edades y grupos sociales.
Pulmones y corazón
La contaminación del aire puede causar desde asma hasta enfisema y cáncer de pulmón, además de ser la causa principal de ataques cardíacos.
Cerebro y mente
La ciencia también demostró que la contaminación del aire puede llegar al cerebro y causar accidentes cerebrovasculares, demencia, inteligencia reducida y problemas en el sueño como resultado de la inflamación sistémica.
Órganos abdominales
El hígado es uno de los órganos afectados, ya que el cuerpo necesita detoxificarse de las partículas tóxicas, y ese es el trabajo del hígado.
Estas partículas tóxicas también son transportados por el torrente sanguíneo a la vejiga y también pueden llegar al intestino, donde hay un aumento en el síndrome del intestino irritable.
Los contaminantes del aire pueden incluso afectar la piel y los huesos, causando diversos problemas de salud.
Fertilidad y reproducción
La contaminación del aire puede afectar la fertilidad y causar problemas reproductivos, ya que aumenta el riesgo de abortos espontáneos, la reducción del crecimiento fetal, el bajo peso al nacer, el parto prematuro, la preeclampsia e incluso la baja calidad espermática.
La exposición en el primer trimestre plantea un mayor riesgo ya que causa inflamación intrauterina.
Estos efectos adversos son independientes y aditivos a otros factores de riesgo, como un nivel socioeconómico bajo, diabetes, hipertensión y tabaquismo.
Niños
Los niños respiran más aire por unidad de peso corporal y son biológicamente más susceptibles a la contaminación porque sus cuerpos aún no están maduros.
La exposición a contaminantes del aire durante el período prenatal y la niñez puede tener efectos dañinos e irreversibles en los pulmones y otros órganos.
La contaminación del aire aumenta la mortalidad infantil, infecciones respiratorias, obesidad infantil, leucemia y problemas de salud mental.
¿Quién es vulnerable a la contaminación ambiental?
La contaminación del aire afecta a todas las regiones, edades y grupos sociales.
Lo más importante es el nivel de exposición. Las personas de bajo estatus social y económico a menudo tienen una mayor exposición a la contaminación del aire.
Los jóvenes y los ancianos tienen un mayor riesgo, al igual que aquellos con problemas de salud preexistentes, mujeres embarazadas, predisposición genética, fumadores y personas obesas.
Cabe destacar el impacto acumulativo de los factores estresantes ambientales y sociales. El estrés psicosocial también interactúa con la exposición al aire contaminado aumentando el riesgo de enfermedad.
Algunos datos interesantes!
La contaminación del aire incluso disminuye el rendimiento físico durante el ejercicio; sin embargo, los beneficios para la salud del ejercicio superan los efectos adversos de la contaminación.
Además, la eficiencia del sueño disminuye en las áreas más contaminadas, ya que causa la apnea del sueño, el asma, la EPOC y otras enfermedades respiratorias o crónicas, así como inflamación del sistema nervioso central. Además, las áreas más contaminadas también suelen ser ruidosas e iluminadas.
La contaminación del aire afecta directamente al cambio climático, ya que es el principal contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero y al calentamiento global. En este contexto, se estima que el efecto del clima extremo en la producción de alimentos disminuirá entre un 5 y un 25% el rendimiento de los cultivos en toda la región del Mediterráneo en las próximas décadas.
Se anticipa la propagación de enfermedades infecciosas en los países desarrollados a medida que las temperaturas aumentan y aumentan la cantidad de mosquitos que transmiten, por ejemplo, el dengue.
La intoxicación alimentaria y otras infecciones también podrían aumentar, ya que las bacterias prosperan en condiciones más cálidas.
¿Cuál es la solución?
Necesitamos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, tanto y tan rápido como sea posible, y mitigar el daño inevitable que seguirá. Las catástrofes medioambientales y las crisis sanitarias son inevitables a medida que el clima se calienta y se volverá aún más frecuente si no tomamos medidas inmediatas.
Necesitamos cambiar nuestra mentalidad para priorizar la prevención de enfermedades en vez de curarlas.
El cambio climático es una amenaza inmediata para la salud, no un inconveniente ambiental a largo plazo.